Barinas: golpear donde lo más débil
Con la decisión del TSJ de repetir las elecciones en Barinas, pero sin el candidato ganador, Freddy Superlano, a la oposición se le presenta la disyuntiva de resistir tal atropello o tragarse el sapo y reorganizarse para retomar las urnas el 9 de enero.
La resistencia cívica frente a regímenes autocráticos exige priorizar los movimientos estratégicos por sobre los tácticos.
El madurismo, luego de embarrar el proceso del 21N con la maniobra del TSJ, se ha colocado en una posición difícil frente a su principal objetivo: la recuperación de su reconocimiento internacional.
Creo que la estrategia opositora debe mantener el objetivo de arrinconar al régimen en dilemas estratégicos que limiten su campo de acción, minen su posición de fuerza y lo expongan a contradicciones internas que eventualmente conduzca a un quiebre interno y faciliten una salida negociada.
Sun Tzu dice que “los guerreros victoriosos ganan primero y luego van a la guerra, mientras que los guerreros derrotados van a la guerra primero y luego buscan ganar.”
Pero también que “en la guerra hay que evitar lo que es fuerte y golpear lo que es débil”.
Barinas no se ha ganado.
La tarea de Superlano, si es el verdadero líder de Barinas y no el “peor-son-los-Chávez”, es conducir la victoria: golpear al PSUV en su debilidad, que es el favor electoral del pueblo barinés, y ganarles por KO.
Tragarse el sapo será particularmente difícil para Freddy Superlano.
Quizás encuentre Freddy un ejemplo en Roberto Patiño, líder natural para la candidatura opositora a la alcaldía de Caracas que, al tragarse el sapo-Guanipa, fortaleció su liderazgo.
